Sumergidos y «Otra Vez»: El manifiesto aeropop de una nueva era

Sumergidos y «Otra Vez»: El manifiesto aeropop de una nueva era

Desde el corazón creativo de Concepción, Sumergidos emerge como un proyecto musical que rehúye la fórmula fácil para abrazar la experimentación emocional. Su sonido autodenominado ‘aeropop’ no es tan sólo una etiqueta, sino más bien una declaración de principios: es música permanente y a su vez etérea, que permanece flotando, que atraviesa géneros sin conocer límites.
Es una fusión intuitiva que navega por aguas del pop, el indie, la música disco y el R&B, pero que se mueve por instinto más que por seguir lo establecido, en una búsqueda constante por conseguir de manera sincera poder expresar aquello que incendia el espíritu.
Aunque sus raíces se remontan a 2015, fue en plena incertidumbre pandémica -en 2021-, cuando Sumergidos manifestó por primera vez su aeropop con «Luz Artificial» y «Llegará», canciones que hicieron eco en la escena local como un susurro honesto en medio del caos y el encierro. Desde entonces, la banda no ha dejado de incursionar en nuevos sonidos: mutaciones sonoras que se han manifestado en una búsqueda de nuevas colores musicales que hoy convergen en una etapa más ambiciosa, madura y mucho más armoniosa.
Todo lo anterior se reflejó en «Otra Vez», su nuevo single estrenado el pasado 18 de abril, que irrumpió como una bomba de deseo, groove y matices disco. Una canción que no teme hacer bailar con nostalgia mientras se vislumbra de frente un presente lleno de libido, donde el cuerpo pide moverse y el corazón late entre espejos, luces y sudor. Otra Vez es un punto de fuga hacia lo emocional, un llamado a volver a sentir sin culpa, amar, aunque duela, repetir lo inevitable, pero con ojos bien abiertos.
Sumergidos no busca encajar, sino más bien desea resonar. Y en un mundo donde el cambio es la única constante en medio del caos, el proyecto se afirma como una provocación: música que respira, que brilla, que incendia sin pedir remordimientos. En sus shows, en sus letras, en su estética, late un corazón generacional que sabe que bailar también puede ser una forma de resistencia.

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