La fila ya se hacía visible poco más de 1 hora antes de iniciar el SurPop Fest, o siquiera de abrir las puertas (lo que pasó aproximadamente a las 5 PM). Y aunque la gente entró de a poco para disfrutar de sus bandas favoritas, el calor acechaba y se hacía sentir. Y no, no hablo del sol imperante por esas horas, sino del «calor humano» que cada vez se acentuó más. Con cada banda, con cada expresión de ruido, rock y alegría musical.
Así fueron sucediendo las bandas: Oto y su brutalidad, Casa Tomada y su indie rock reflexivo y Narcóticos con su post-punk enérgico y viral, fueron las primeras 3 propuestas que encendieron los fuegos de Casa de la Música, mientras seguían llegando, llegando y llegando personas. Se completó el aforo, se vendieron todas las entradas y más, pero probablemente nadie se esperaba la convocatoria (¿o sí?).
El cierre con Hesse Kassel y Asia Menor
Luego, cerca de las 8 PM fue el turno de los esperados Hesse Kassel, quienes incendiaron todo con su música. Con su prosa y la profundidad de su voz e instrumentos. No quedó milímetro, no cabía ni un solo alfiler. Vapor, calor húmedo y mucho sentimiento. Nos sumergimos en el moshpit y logramos salir vivos (y si no, qué tanto?). Bueno en realidad si importaba, porque teníamos que disfrutar del show de Asia menor: sonido nacional directamente desde Temuco con proyecciones internacionales. Un amigo me dijo que estuvo brutal y yo le confirmé, 4 cabezas más a la izquierda, entre todo el mosh-pit.
Caos organizado y distintos espacios que vibraron en torno a la música. No hubo una sola multitud sino 3, porque desde el segundo piso y desde la terraza de Casa de la Música igual se podía disfrutar del rock. Del ruido (y de la comida o de las cervezas que disponía el espacio).
Sobre Casa de la Música (Anibal Pinto #1570), cumplió totalmente como espacio. Prometedor para futuros eventos y festivales. No les faltó rock. ¿Quién sabe, para una futura edición 2026 del SurPop Fest?

